9/15/09

180º



Aterricé. Creo tocar el suelo tras haber sido vapuleada por la física que ha empleado sus mayores magnitudes temporales y espaciales para trasladarme aquí, a este punto. Al punto 180º al Este donde el río Tizsa tiñe los prejuicios de verde y disfraza los deseos de suspiros.
Los días huelen a nuevo, como un cuadro recién pintado, de autor anónimo, claro. Y en los pensamientos, sin embargo, se percibe un olor a cerrado que contamina ligeramente las horas e interrumpe mi contemplación de los tranvías.



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