12/8/08

Vestigios

Al atardecer, las aceras, sedientas, persisten dilatadas tras los intransigentes rayos de sol que las han vapuleado a lo largo del día. Girando, en una esquina se contangian algunos resquicios de pasión de noches atrás y un escaparate todavía refleja intacta la soledad que osó mirarse en él en un momento de confusión. Más cerca, en una silla, ligeramente arrugada permanece tirada una camisa, que a pesar del tiempo que se encuentra ahí, todavía desprende un seductor perfume y unas sábanas blancas, ladronas de entrelazados sudores allí nacidos, continúan extendidas sobre la cama. Las confidentes paredes, que fueron testigos de cómplices secretos y fantasías pasionales, aún parecen susurrar a media voz sus nombres. Y una puerta abierta, chirría llorando, pidiendo ser cerrada por las mismas manos que antaño la abrieron.

Incluso el silencio grita entre espasmos de delirio, simulando a esas dos almas que se vertieron, se ansiaron, se internaron y se amaron hace hoy ya, tanto tiempo.

1 comment:

Fran said...

colegui, ya estoy en ct!
mi casa me parece muy rara ahora
como estas?
paris est super!